Cada vez más, descubrimos que las características únicas que hacen de cada uno de nosotros un individuo, desde nuestros atributos físicos básicos hasta las complejidades de nuestra personalidad, se pueden rastrear hasta la sutil combinación de genes que recibimos en el momento de la concepción. Pero, ¿cuánto predicen realmente estos genes nuestro destino? ¿Y cuánto puede cambiar ese destino a lo largo de nuestras vidas? La era genética ha abierto un reino de posibilidades. ¿Seremos capaces de leer nuestras propias vidas antes de vivirlas, predecir nuestras muertes y reescribir la historia que está escrita en nuestros genes?